03/13/09

Soneto 130
Los ojos de mi señora no se parecen en nada al sol;
el coral es mucho más rojo que el rojo de sus labios;
si la nieve es blanca, ¡vaya! entonces tiene los pechos morenos;
si los cabellos son hebras, hebras negras le crecen en la cabeza;
he visto rosas de Alejandría, rojas y blancas,
pero de esas rosas no le veo en las mejillas;
y en algunos perfumes hay más deleite
que en el aliento que de mi señora emana;
adoro oírla hablar, pero bien sé que la música tiene un sonido muchísimo más placentero;
admito que nunca vi caminar a una diosa
(mi señora cuando anda pisa el suelo).
Y, sin embargo, por el cielo tengo a mi amor por tan extraordinaria
como cualquiera a la que contradijo con falsa comparación.

1 comentario:

  1. Espero que cuando sea viejita mi esposo me recite este soneto. Creo que es uno de los más bellos y más íntimos de Shakespeare. Me encanta como presenta la belleza y el amor (como algo poco importante cuando se ama puramente).

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