02/24/09

Soneto 3

Dile al rostro que ves al mirarte al espejo,
que es tiempo para él, de que modele a otro,
pues si su fresco estado, ahora no renuevas,
le negarás al mundo y a una madre su gloria.

¿Dónde hay una hermosura, de vientre virginal,
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que desdeñe el cultivo de tu acción marital?
¿O dónde existe el loco, que quiera ser la tumba,
del amor de sí mismo y evitar descendencia?

Espejo de tu madre, que sólo con mirarte
evoca el dulce abril, que hubo en su primavera.
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Así, por las ventanas de tu edad podrás ver,
tu presente dorado, pese a tus mil arrugas.

Mas si vives tan solo, por no dejar recuerdo,
muere célibe y muera contigo tu figura.

1 comentario:

  1. La voz poética de este poema le exhorta al lector que tenga un hijo antes de que sea muy tarde, ya que si no lo tiene no tendrá un decendiente, un legado al mundo. Este poema me recuerda a la discusión sobre la creación de los poemas. Recuerdo que la profesora comparó el tener un hijo con escribir un poema y compartió que aunque no tuvo hijos de carne y hueso, tiene poemas en donde deja una huella de sí misma. Se podría decir que Shakespeare entendería a la profesora. Su preocupación por el lector es que se quede sin legado, sin eternidad. Algunos tenemos hijos, mientras otros tenemos poesía, lo importante es "dejar (un) recuerdo" al morir.

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